DE PRESUPUESTOS E IMPUESTOS

Querido Sancho, tu efímera estancia en la corte, llenóte el cerebro de fantasía y asentósete de tal modo en la imaginación; que los sanatorios, las posadas para mayores y donas, los cinco mil hogares para infantes, los centros de día y hogares para discapacitados y menesterosos…todas estas ensoñaciones e invenciones tuyas, creías eran las cosas más ciertas del mundo. Tus súbditos cuando anunciabas una de ellas, cosa que has hecho en repetidas ocasiones, proferían sonrisa queda, pues ya se sabe que a determinados seres no hay que llevarles contraria.
No quiero meterme en lo que toca a cómo has de gobernar la ínsula, Sancho, pero estarás conmigo que alumbraste los presupuestos demasiado tarde y para tal alumbramiento debimos ahorrarnos el viaje. Ya sé que la diligencia no es tu fuerte y los números, ni con calculadora, pero recuerda que la pereza no es buena conductora. Y al fín, para engordar la deuda de la ínsula hasta tu Teresa Panza lo haría mejor.
Prodigios nos anunciaste y esperando quedamos, aquello que anunciabas de bajar los impuestos no lo entendimos, porque cuando la bolsa nos tocaste encueros nos dejaste.