Durante la conversación, me limité a escuchar, tardé en darme cuenta de que el tal Alinghi era un barco, y no un jugador del Milan como yo pensaba, a continuación una catarata de babor, nudos, tripulantes y cifras muchas cifras de dinero. Obscenas cifras de dinero.
La conclusión estaba clara; Valencia una maravilla, Rita la mejor, trabajo para todos (los taxistas al parecer no paran desde hace 4 años), y ahora la fórmula 1. El futuro maravilloso.
Liante de mi, que por cambiar de tema les pregunté si tenían algún problema con la escolarización de algún nieto, sobrino, hijo…Todos tenían alguno próximo y cada uno manifestó su indignación con la carencia de plazas y los barracones.
Creo que al final se dieron cuenta de que el futuro no era tan maravilloso...a pesar del Alinghi, ahora nos queda el día a día.