Algo nos debe pasar; hace unos días una paciente me contaba que al llegar al médico esta (porque ahora ya son muchas más esta que este) la culpó de que el Sistema no funcionase, al parecer por culpa de la interfecta el Sintema sanitario no funcionaba y basaba su acusación en que la paciente no había leído en un informe hospitalario, que debía acudir al cirujano y le estaba entorpeciendo a la facultativa su consulta diaria.
Imagínense la ilusión que le hace a esta enferma volver a visitar a su médica de cabecera, ella cree que ahora la culpará del calentamiento global o del hambre en el mundo, basándose en que suda mucho o que masca chicle.
En demasiadas ocasiones pagamos nuestro disconfort vital con el primero que tenemos delante.
Imagínense la ilusión que le hace a esta enferma volver a visitar a su médica de cabecera, ella cree que ahora la culpará del calentamiento global o del hambre en el mundo, basándose en que suda mucho o que masca chicle.
En demasiadas ocasiones pagamos nuestro disconfort vital con el primero que tenemos delante.
Otra me contó que al ir a un especialista y estando la consulta todavía ocupada por los pacientes que la precedían, le dijo que se fuera desnudando, a la perplejidad que mostró le contestó que era una gracia, que si no tenía sentido del humor. A lo que ella respondió que no se conocían lo suficiente (era la primera vez que iba) para semejante familiaridad. Por eso cuando le contestó que su problema sólo se solucionaba con cirugía, la paciente salió corriendo para hablar con alguien que la escuchara pues no se fiaba del “graciosillo”.
Nuestro trabajo se basa en la confianza que depositan en nosotros y no debemos jugárnosla por un comentario a destiempo.
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