DISCURSO POLÍTICO

Cuando pretendo explicar algo que no comparto, pero que es bueno para todos según el guión político, mi interlocutor rápidamente me corta con aquello de:
.-No me vendas la moto chaval.
Se me nota enseguida cuando pretendo defender algo en lo que no creo. Lo que defiendo tiene que estar profundamente arraigado en mis convicciones.
No comparto el discurso político que no se compromete, el que quiere quedar bien con todos; con el obrero y con el capital, con la iglesia y con los no creyentes, con la memoria histórica y con el olvido, con la pepsi y con la coca-cola...los que después de media hora hablando no sabes si van o vienen, los que defienden lo que tú dices y los postulados opuestos. Con naturalidad, sin complejos, sin rubor, totalmente convencidos del "dogma" que toca defender.
Creo que la indefinición conduce a la inacción, a la duda eterna, a la quietud paralizante, y resuelve pocos de los problemas que se plantean en una sociedad tan dinámica como la de nuestros días. Este discurso asexuado sólo responde a los intereses del que lo emite y cuando toca apostar por uno de los grandes temas: Eutanasia, Memoria histórica, sanidad pública vs privada, o bien se esconden o bien apoyan lo que dice el guión, pero la impostura no engaña a nadie, y nadie se cree algo que tú no te creas previamente.