viernes, 14 de marzo de 2008

Crucifijo


Hace años en los albores de la democracia las jornadas electorales se caracterizaban por las anécdotas típicas: la silicona en las cerraduras, los presidentes de mesa bolingas, la monjita que quería votar a Franco cuando el hombre estaba en el más allá (“cuando su yerno se lo permitió”) etc…
A raíz de un correo que me mandó mi amigo cibernético Luis Viadel me puse a investigar, al parecer en el Torrent del PP volvían, retornaban las anécdotas de la España casposa.
Un ciudadano decide, al ir a ejercer su derecho al voto, que un cricifijo y un cuadro religioso interfieren la libertad de su derecho a votar y al parecer argumenta que la Iglesia ha tomado parte en el proceso electoral. Es remitido al Ayuntamiento y al poco tiempo aparece por allí un representante de la autortidad local y retira los “ofensivos” símbolos.
Cual no es la sorpresa de la mesa que vela por el orden de la votación cuando aparece por allí un párroco poniendo el grito en el cielo y obligando a reponer las figuritas, hasta tal punto el siervo del Señor perdió los papeles que hubo de ser reconvenido por las fuerzas del orden allí presentes.
No terminó ahí la sorpresa cuando aparece por allí el representante del orden local acompañado de un impresentable que increpando "al rojerío" de la mesa pretende saber quién se ha atrevido a quitar semejantes sacrosantas figuras que “se le va a caer…. .
Si don Luis Carandel levantara la cabeza vería como un pueblo moderno y con un futuro envidiable como Torrent retrocede al siglo XX, retrocede al cerrado y sacristía, ¡qué lástima, tan buena gente para tan malos gestores!.

La España de charanga y pandereta,
cerrado y sacristía,
devota de Frascuelo de María,
de espíritu burlón y de alma quieta,
ha de tener su mármol y su día,
su infalible mañana y su poeta,

2 comentarios:

Anónimo dijo...

A ver, Pachecho. Si este comentario pretende constituir un pequeño anecdotario de la jornada electoral, excelente. Siempre han habido viejecitos y menos viejecitos, de todos los colores, policías y agentes del orden con sus manías y sus símbolos y sus guerras.

La anécdota que te contaba ayer de la asistencia de Ros a las urnas en carro sería otra extravagancia. (Abro paréntesis: para mí, el dato definitivo que me corroboró que el cargo se le había subido a Ros a la cabeza hasta emborracharlo de poder fue saber que en junio de 2003 os tuvo en vilo a todos los ediles del Grupo Socialista -creo que tú eras concejal recien electo-sin deciros las delegaciones que os daba... hasta el día de su santo (San Juan, 24 de junio). Cuando un político empieza a mezclar sus cosas particulares (en este caso, la celebración de una onomástica) con la cosa pública... uffff, mala cosa: hay bastantes posibilidades de que la vanidad se le haya incrustado en los huesos. Cierro paréntesis).

Lo que decía: imbéciles y radicales los hay en todas partes. Como nota de color no está mal reflejarlo. Pero de ahí extrapolar que, como dices, el PP nos devuelve a la caspa... pues mira, no.

A mí me cuesta creer que muchas de las cosas que viertes en estos comentarios te las puedas llegar a creer de verdad. Me preguntaba el otro día (a mí mismo) qué tal te llevarás con los concejales populares. Y creo que será una relación cordial, como siempre ha sido, hasta donde se me alcanza, en el ayuntamiento de Torrent. No sé si tendrás dos caras: la interna en la que piensas que son unos pseudofascistas casposos y la externa donde, imagino, te comportarás simpática y educadamente. Incluso no sé si tendrás algún amigo votante o, el colmo, militante del PP.

Porque al final estamos hablando de personas. Y las gestiones son todo lo criticables que se quiera, que lo son: lo fue la vuestra hasta hace no mucho y ahora lo es la del PP. Pero cuidado con los calificativos globales y, por tanto, injustos. ¿Todos los que votaron al PP son caspa, que van a montar pollos a las urnas por quítame allá un crucifijo? Eso, Ramón, con todo respeto, no te lo crees ni tú.

Anónimo dijo...

Te ha faltado decir, que ese parroco era el titular del local que habia cedido gratis al ayuntamiento para que se celebrasen las elecciones y por lo tanto era su casa, y yo si voy invitado a una casa ajena, por que no me guste la decoracion no me pongo a cambiarla de sitio. Tu me imagino que como eres un maleducado puede ser que si lo hicieras. Por otra parte yo vote en un local de una asociacion de ideas claramente de izquierdas y cuyas paredes estaban decoradas con carteles reinvidicativos con sus ideas, no me salio ningun herpes ni se vio menoscabada mi derecho democratico al voto por hacerlo alli, y no vi a nadie que tuviera la tentacion de quitarlos, faltaria menos, aprender que la democracia se sustenta en el respeto a las ideas de los otros, por favor, y tu defendiendo esto, que patetico eres.