sábado, 26 de marzo de 2011

NIÑOS


Era Nochebuena, estaba en el hospital de niños de Managua...
"Hizo una última recorrida por las salas, viendo si todo quedaba en orden, y en eso estaba cuando sintió que unos pasos le seguían. Unos pasos de algodón: se volvió y descubrió que uno de los enfermitos le andaba atrás. En la penumbra lo reconoció. Era un niño que estaba solo. Fernando reconoció su cara ya marcada por la muerte y esos ojos que pedían disculpas o quizá pedían permiso.
Fernando se acercó y el niño lo rozó con la mano:
.-Decile a...-susurró el niño-. Decile a alguien, que yo estoy aquí.

Eduardo Galeano. "El libro de los abrazos".

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