miércoles, 21 de noviembre de 2007

DE LAS LECCIONES QUE EL HIDALGO LE DIO A LA CATETA DERECHA



Querido Sancho, he de reconocer que muy a tu pesar te has hecho famoso, quién te lo habría dicho, cuando no hace más de seis meses que desfaces lo hecho en esta Ínsula en decenios de trabajo. Imagino que ante el desastre de tu gestión han tenido que acudir a tu ayuda y rescate los “fascistas reunidos geyper”, que últimamente has resucitado del ciberespacio.
Amigo Sancho siento las peculiaridades de mi tierra, pero también amo con versátil ingenuidad las de cualquier otra. Y, desde luego, detesto a los patriotas de oficio y beneficio, a los maniáticos unilaterales, a los profesionales de la glorificación de “lo de casa”. Sólo quien nada vale por sí mismo puede creer que hay mérito en haber nacido en determinado lugar o bajo determinada bandera.
No olvides querido compañero que combatir el mal es el origen de todo placer y hasta de toda diversión y has de saber que yo me divierto prodigiosamente acometiendo mis menguadas hazañas.
Ya se Sancho que como sigas en tu línea pasaremos de Ínsula notable a desierto calcinante, ejemplos nos das un día sí otro también. A pesar de que reactives a vulgares ignorantes, que a todos reprenden, y hablan más de lo que menos entienden.

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