domingo, 11 de noviembre de 2007

De las chanzas y gracietas que hubieron de escuchar en espera principal el Hidalgo y su Redoniana amiga.


Querido Sancho siempre pensé que tus retrasos del principio de gobierno en esta Ínsula tan principal se debían a tu natural adaptación a agendas tan cargadas, que a trote de corcel exige gobierno tan importante y no trote de percherón.
Tres cuartas partes de una hora nos has tenido a mi amiga Redoniana, al pueblo llano y a mi mesmo, esperando tu gloriosa venida, que tus afines mismos, por su impericia, debes perdonarlos, subrayaban tu ausencia y la espera que provocaba; buenos juglares y chisteros amenizaron la espera, lástima que no escuchases el dibujo que hacían de tu magno gobierno. Ya sabes que soy poco dado a las vidas personales de los que se dedican a lo público, y nada me importan ni interesan, pero deberías haber escuchado las chanzas que la buena gente tenía a bien compartir con nosotros, seguro estoy que te habrían hecho sonreír.
Debes perdonar a tus súbditos si te mostraron su indignación a tu llegada con recatada pitada, pero debes tomar buena nota amigo Sancho, quel pueblo se merece respeto, y ahora no eres tú, sino la importante institución que representas, y en alto lugar has de dejarla, aunque te cueste. Y recuerda amigo que “si al Rocío tu quieres volver…” tus formas has de mover.

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