miércoles, 15 de junio de 2011

LA EDAD


Noventa años. ¿Qué le ha enseñado la edad?
A no tomarme en serio, a reírme de mí todo lo que pueda. Y a aceptar mis errores, mis pequeños éxitos, sin darles importancia. Yo pienso que lo esencial en el mundo es la energía, y hay una energía cósmica que pone todo en movimiento; si quieres llamarlo Dios, llámalo Dios, pero yo no necesito un Dios paternal que me consuele ni nada de eso, pero esa energía es una inmensa hoguera en la que están saltando chispas constantemente. Y yo soy una chispa. De pronto una chispa salta y luego se apaga.

¿Qué es lo primero que se apaga?
Eso depende de la forma en que uno se muera; morir no tiene importancia, pero el cómo se muere sí la tiene.

José Luis Sampedro

3 comentarios:

Anónimo dijo...

ha veces hacen que estes muerto en vida, y ello conlleva hacer sufrir a los seres queridos que estan a tú alrededor, sin darte cuenta o ser consciente de ello.

Anónimo dijo...

Aún siendo jóven, te hacen sentirte sólo, vacio, utilizado, manipulado, ser nada ni nadie.
Es muy duro pero asi es,

Ramón Pacheco dijo...

No debemos consentir que nadie nos anule, ni nos "mate" en vida. A nuestro alrededor hay un montón de personas que están esperando que les prestemos la atención que merecen y a devolvernos el cariño que todos necesitamos.
Vivamos con pasión el día de hoy, no tenemos otro.