martes, 14 de junio de 2011

LAS VACUNAS


Cuando empezaba a ejercer la medicina, en la noche de los tiempos, tenía que convencer a algunas madres, habitualmente incluidas en programas de exclusión social, de las bondades que reportaban las vacunas para sus hijos. Afortunadamente eran pocas y cuando veíamos un caso de sarampión nuestros maestros nos lo mostraban como una reliquia histórica. Habían sido los antibióticos, la cirugía y las vacunas, los hitos de la medicina que había llevado la esperanza de vida de los 40 a los 80 años en un siglo.
El gran fiasco en política de comunicación que supuso hace dos años la pandemia de la gripe A, que no olvidemos costó en nuestro país 300 vidas, proporcionó alas a los esotéricos antivacunas, olvidando que a ellas les debemos la desaparición de enfermedades como la viruela y la casi extinción de la polio y el sarampión, ahora asistimos a un rebrote de esta última.
Yo seguiré vacunándome este año de la gripe , como vengo haciendo desde hace 25. Y de momento no la he "espichao" como anunciaban los antivacunas avistadores de ovnis.

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