Los candidatos liberales y progresistas tienden a guiarse por las encuestas, y así deciden que tienen que hacerse más"centristas", por lo que giran a la derecha. Los conservadores no giran nunca a la izquierda y, sin embargo, ¡ganan!.
El giro a la derecha perjudica en dos sentidos: aliena a las bases progresistas y favorece a los conservadores activando su modelo entre los votantes indecisos.
("No pienses en un elefante". George Lakoff 2004.)
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