La asamblea de vecinos del Vedat se ha convertido para mí en un buen termómetro de la situación política local, y si me apuran autonómica, dado el crisol de procedencias que tienen los vecinos. Por eso esté donde esté en mi asueto estival, lo suspendo y acudo raudo, pienso que la política se hace a "pie de obra" y no desde la comodidad de un despacho o de un teclado.
Siempre espero encontrar la piedra filosofal que hizo virar el color electoral, de este barrio y del Xenillet.
Este año la ausencia de la alcaldesa se hizo notar, lejos quedaban ya la inaguración del contenedor de carga lateral, o los famosos mapitas para buscar el tesoro (que por cierto, según los vecinos, siguen sin encontrarlo), o el "Manhatan del Vedat" antes tan desnostado.
Reconocieron sus colaboradores lo que hemos puesto de manifiesto en este bitácora; que los problemas les vienen grandes, que creían que la administración era más diligente, que la privada es otra cosa, parecía que se habían caido de un guindo después de 28 años de oposición. En palabras de los vecinos:
"Nos seguiremos gastando el dinero en gasolina"
"Es un infierno el paso de camiones"
"No queremos explicaciones queremos soluciones...
Y de eso ustedes no tienen. Una pena que privara a los vecinos de su agradable presencia.
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