miércoles, 22 de febrero de 2012

EL MÉDICO JUZGADOR

1. Supone que su condición de médico lo habilita para opinar con impunidad de todo cuanto se le ponga delante.

2. Considera que sus explicaciones respecto de los acontecimientos de la vida de las personas son: suficientes, únicas, verdaderas.

3. Convierte a todo diagnóstico en un juicio moral, distribuye culpabilidades y aplica sanciones. Su práctica es policial y él se siente un gendarme de la “vida correcta”.

4. Piensa que los modos de existencia de las personas obedecen a decisiones racionales y voluntarias.

5. No educa ni hace sugerencias, ¡da órdenes! Y acusa a quienes no las cumplen por su debilidad de carácter o su escasa inteligencia para comprender sus razones autoevidentes.

6. Se siente autorizado a dar consejos sobre la vida privada de las personas, especialmente cuando nadie se los pide. Sus temas preferidos son: las relaciones personales, la conducta sexual, los valores, incluso cuando es evidente que carece de la más mínima aptitud para hacerlo.

7. Cree que acumular información es garantía de “conocimiento”. Que la mera suma de datos produce el “significado”.

8. No establece diferencias entre la epidemiología y la clínica, entre las poblaciones y los individuos.

9. Considera que las “probabilidades” son “hechos”.

10. Considera que el ejercicio de la medicina consiste en la aplicación automática de un conjunto –bastante limitado- de algoritmos y cursos de acción.

11. Reconoce la existencia del error, pero sólo en los demás.

12. Comprende el significado de la “incertidumbre clínica”, pero jamás la ha sentido personalmente.

13. Tipifica a todas las emociones y sentimientos como síntomas y actúa en consecuencia.

14. Piensa que enseñar es exhibir lo que conoce como un tesoro al que sólo él tiene acceso.

15. Cree que el reconocimiento no proviene de las personas sino de los journals.

16. Piensa que los más jóvenes son tan ignorantes que no pueden reconocer sus méritos por lo que no se le acercan. Jamás se le ha ocurrido pensar que, precisamente porque reconocen sus atributos, es que huyen de él como de la peste.

17. Siempre encuentra escenarios donde exhibirse. Supone –¡está convencido de ello!- que los demás quieren saber de él y conocer el repertorio completo de sus merecimientos.

18. Convierte todo lo que toca en instrumento para su promoción personal. Sus actos son mercancías y sus únicas recompensas “utilidades”.

19. Busca la fama, la exhibición y el dinero porque supone que los merece. Ignora la solidaridad, la gratitud y la austeridad porque no imagina para que sirven.

20. Circula satisfecho y feliz con su producto –que es él mismo- pero sólo porque su propia vulgaridad le impide advertir el bochornoso espectáculo que representa.

Lo he leido en El Bálsamo de Fierabrás

Pd: Lo que me ha jodido esta entrada, ya tengo faena para los próximos 10 años, a ver si corregimos algunos puntos...o todos.

3 comentarios:

La Abuela dijo...

Doctor Pacheco ,lo leído en ese libro se acerca a la manera de opinar de muchos de ustedes.
Mas esta abuela muy enferma de muchas cosas que no comentare para no aburrir,digo que hay médicos MARAVILLOSOS y desde aquí mi mas sincera gratitud por ese trato tan humano que tiene con todos sus pacientes mi oncologo Don Antonio Viana.
UN SALUDO desde Talavera

Claudia Baelo dijo...

Buenas!! a todos, esa abuela de arriba tiene ángel.

Pues hay tanto tipo de médicos como de personas.Y como todas las carreras se inflan de gente que no tienen una verdadera vocación, llenando después de desganas y malas praxis en los consultorios.

Pero a esos no les dedicaré mucho tiempo porque no se lo merecen.Me fijaré en todos aquellos que aman su profesión, que intentan no sólo curar sino transmitir más vida y que dejan el espacio suficiente para que los pacientes desahoguen esas penas,dolor, frustraciones, angustias que los lleva a la enfermedad, y que el médico no sólo busca y rebusca para darle solución sino que siempre dejan abierta las puertas de la esperanza, clave para estar sanos.
Esos médicos son muy importantes en nuestra sociedad y como seguro que tu Ramón eres así, sólo me queda decirte que FELICIDADES.Sí, porque con todos los problemas que esta profesión lleva, elegiste bien y a estas alturas curaste a much@s.


¡¡¡¡¡FELIZ DIA A TODOS!!!, abrazos

Ramón Pacheco dijo...

"Curar" lo que se dice curar, a muy pocos Claudia, acompañar a muchos y consolar a bastantes.
Lo bueno es eso, Abuela, el cariño y la gratitud que se desprenden de su escrito para con Don Antonio, es lo único por lo que al final merece la pena aguantar todas las "patás" que te dieron en la barriga con el devenir de la vida.
He conocido a tanta gente buena en mi profesión que siempre consideré que el Sistema Nacional de Salud se sustentaba en ellos, los otros, los menos, ya los he olvidado.
Un saludo y feliz día.