viernes, 18 de mayo de 2012

EL MAESTRO

Alberto Soldado (Jugador del Valencia C.F.)

Desde que uno tiene uso de razón y recuerda a sus entrañables maestros, ha tenido por esta profesión una especial admiración. Gentes humildes, entregadas a la causa de formar rectos ciudadanos con principios y valores. Hoy, más que nunca, se exige para la causa del magisterio una vocación especial. La escuela ocupa en nuestros días el lugar de los padres y madres, de la familia. No hay colegio que no soporte la presión emocional de un altísimo porcentaje de niños que crecen en ambientes desestructurados, con sus inevitables consecuencias: tristeza profunda en el alma de los escolares, muchos de los cuales se rebelan contra un mundo que no entienden. ¿Qué importan las reglas ortográficas cuando en casa, si la tienen, no hay calor humano, ni abrazos ni dineros?

Afirma la consellera que los medios no garantizan el éxito escolar. No me cabe duda. ¡Cuánta razón tiene la consellera! Piensa ella, claro está, que se invierte más de la cuenta. Tiene razón porque, afortunadamente, la educación necesita de maestros. Necesita de la voz que guíe, que marque disciplinas, deberes y compromisos; necesita de voces que sustituyan a la voz del padre alejado, tantas veces desconocido. La escuela necesita más que nunca de maestros que conozcan y sientan los problemas de la infancia rota, de maestros cercanos y amables que ofrezcan afecto, que respeten la dignidad y que inculquen a sus alumnos aquello que una sociedad perdida, desorientada, sin principios éticos ni dirigentes ejemplares dejó de ofrecerles. Todo eso necesita la escuela. Y todo se resume en maestros vocacionales. Como lo son la inmensa mayoría. ¿Cuál debería ser el sueldo de un maestro que pelea por conseguir el mejor de los ciudadanos? ¿Cuánto se ahorra el Estado de tener a jóvenes formados y de recto caminar?

El ataque a los maestros sólo tendrá como consecuencias un mayor deterioro del infectado cuerpo social. Gobiernos corruptos y despilfarradores contribuyen, qué curioso, a ensuciar la imagen de los funcionarios más cumplidores con su deber. A eso estamos llegando.

Esos mismos maestros y maestras, honrados ciudadanos entregados a la causa más noble a la que puede entregarse una nación, reciben ahora de su gobierno llamadas de atención y veladas amenazas. Asistimos estos días a un inmenso error político y a algo infinitamente peor: al retrato de una sociedad que abandona a su suerte a quienes más están haciendo por regenerarla desde las entrañas de la escuela. El tiempo pondrá a cada uno en su sitio. A los maestros, donde siempre estuvieron: en el corazón de la infancia agradecida a su labor. A los que los menosprecian y amenazan, en la basura de la historia.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

buenos dias,esto lo ha dicho Soldado de verdad?

Ramón Pacheco dijo...

Compañero/a así me lo han hecho llegar.
Ciertamente sorprende que figuras mediáticas como esta se mojen, no estamos acostumbrados, pero no me negarás que los tiempos que vivimos precisan de la implicación de todos. No se puede permanecer al margen.
Buen día.

La Abuela dijo...

Esta muy bien que se implique personas conocidas ,quizás despierten mas conciencias que los políticos .
Un abrazo

Rafa Hernández dijo...

Muy bien dicho. Y desde luego es para aplaudir.

Saludos a todos.

Anónimo dijo...

Este chico siempre me ha inspirado mucha humanidad e humildad y con esto queda reafirmado.

Anónimo dijo...

Compañero Ramón, hay gente que aparte de darle bien al balón también saben lo que es mejor para su país y como conseguirlo.
Quedo sorprendido de Soldado mas que de jugador como persona...Chapó