lunes, 26 de diciembre de 2011

¡OH MANO!

¡Oh mano!, si pudiera te amputara, maldita mano libertina, disoluta mano a mi miembro anclada. Tu juicio errado, tu proceder inconsciente, nos lleva, ¡oh mano!, al sufrimiento y a la pena. Que ya prejubilarme no puedo, en paro me veo, y pagando al galeno, al profesor y al militar mismo. ¡Oh mano cabrona! ¿por qué aquella papeleta en la urna metiste?. Maldita mano, vergüenza de este maltrecho cuerpo. Vergüenza me da mirarte y reconocerlo.  

1 comentario:

Anónimo dijo...

"¿Dónde está mi nariz?"
A Gogol.
A veces, tengo la impresión de que algunos miembr@s de la agrupación de S.J. se despertaron un buen día y ¡zas!, descubrieron, con asombro, que como el Mayor Kovaliov habían perdido su nariz. Por eso es necesario no cometer deslices, en público claro, y por supuesto, no ¡perder la nariz! porque este hecho les ha despojado de inmediato de toda dignidad.Personalmente, hubiera preferido que perdieran algo a todas luces más útil como un brazo o una pierna pero claro, esas son partes del cuerpo útiles pero que pueden ocultarse. ¿Y qué más a la vista de todos que la nariz?`