Curro agonizó toda la noche, era octubre y acababa de brotar la luz del amanecer, bajé las escaleras en el silencio que deja la muerte, lloré con el dolor más grande que recuerdo haber tenido. Para mis hijos yace en el Safranar. Cuando corro, al alba, a veces lo veo venir hacia mí girando sobre sí mismo. En sus alegres ojos nos vimos toda la familia. ¡Qué larga se ha hecho la vida sin él!.
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