Las brasas se ponen alrededor del asado, no debajo.
En la mesa no deben decirse malas palabras ni hablar de enfermedades ni hablar con la boca llena.
En la mesa no deben decirse malas palabras ni hablar de enfermedades ni hablar con la boca llena.
Nunca hay que mear en contra del viento ni escupir al cielo.
Con el pan no se juega.
Si alguien llega a la hora de comer, hay que invitarlo a comer.
Se puede creer en Dios, pero no es necesario ir a misa ni creer en la iglesia.
Hay que levantarse temprano, aunque uno no tenga nada que hacer.
En toda casa debe haber una biblioteca.
Hay que amar los libros.
En toda biblioteca debe haber un diccionario.
De vez en cuando hay que leer el diccionario.
El paisano que habla mirando al piso, cruzado de brazos y dibujando círculos con la punta de la alpargata, está mintiendo.
Sólo hay que mentir lo imprescindible.
No hay que creer en los ovnis, hasta que veas uno.
No hay que desarmar los diarios para leerlos.
Hay que escuchar a los viejos.
Inspirado de Dario Gallo.
Con el pan no se juega.
Si alguien llega a la hora de comer, hay que invitarlo a comer.
Se puede creer en Dios, pero no es necesario ir a misa ni creer en la iglesia.
Hay que levantarse temprano, aunque uno no tenga nada que hacer.
En toda casa debe haber una biblioteca.
Hay que amar los libros.
En toda biblioteca debe haber un diccionario.
De vez en cuando hay que leer el diccionario.
El paisano que habla mirando al piso, cruzado de brazos y dibujando círculos con la punta de la alpargata, está mintiendo.
Sólo hay que mentir lo imprescindible.
No hay que creer en los ovnis, hasta que veas uno.
No hay que desarmar los diarios para leerlos.
Hay que escuchar a los viejos.
Inspirado de Dario Gallo.
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