Cada noche, antes de dormir, lo obligaba a escuchar sus pesares de cada día y le hacía partícipe de su necesidad de adoración infinita. Después, lo mandaba a su habitación para que no la molestase. Eran un matrimonio cuasi perfecto.
martes, 9 de diciembre de 2014
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
-
Hace unos meses se divulgó adecuada e interesadamente un pequeño altercado de tráfico sufrido por un exconcejal. Inocente de mí recriminé a ...
-
Ante el interés demostrado por la audiencia, en el caso de la concesión, o mejor, no concesión de medallas, les vamos a contar lo que de ver...
-
A razón de comentarios que hablaban de algún retraso en el pago de una deuda del candidato socialista, nos permitimos publicar sentencia de ...
2 comentarios:
Estos durarán siempre: Ni se pelean ni le dan a la cigala. A no ser claro, que ya se le cruce los cables, y la sangre corra como un río por el pasillo. "Dios no lo quiera".
Abrazo Ramón.
Y yo creo que ese es el secreto Rafa, intentar agradar al otro, evitamos las confrontaciones.
Un abrazo
Publicar un comentario