Hace algunas décadas hacía avisos en la huerta alicantina, veredas, acequias, polvo y calor. Recuerdo uno que me ponían frecuentemente, era el aviso de "la niña chica" de los santos inocentes, mucho antes de llegar a la casa, apartada, oía sus gritos, recuerdo el olor de la casa a orín, un olor que lo impregnaba todo. La madre, una mujer sufrida, que aparentaba una edad que nunca llegaría a cumplir, no se reía jamás, llena de tristeza y siempre sola.
Después he hecho muchos avisos de discapacitados severos pero la sensación de sufrimiento que me transmitió aquél no la olvidaré nunca.
2 comentarios:
Amigo mio creo que volveremos a estar abandonado-as ,todos los dependientes .
40 años de retroceso
Un abrazo solidario
Primero: Quito las ayudas a la Dependencia
Segundo: Creo mas dependientes.
Tercero: ¡¡Pavernosmatao!!
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