MILLONES DE CREYENTES se levantaron ayer en todo el mundo para exigir la dimisión inmediata de Yavé por su incapacidad manifiesta para curar a enfermos terminales de cáncer y evitar todo tipo de calamidades.
Horas después del levantamiento popular, el propio Yavé anunció reformas desde su residencia habitual en paradero desconocido. Sin embargo, aseguró que no dejaría su puesto para evitar el caos y la anarquía. La negativa de Yavé a abandonar el poder sólo ha logrado inflamar las protestas de los fieles que han sido especialmente virulentas en Roma
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Al oír el clamor de la multitud en el exterior, el Papa Benedicto XVI compareció ante los fieles en el gran balcón de la Basílica de San Pedro y les pidió que regresaran a sus casas, pero volvió a entrar a los pocos minutos al ser ninguneado por estos.
“El Papa es un títere y nos da igual lo que haga”, dijo a la cadena de televisión Al Jazeera una carmelita descalza venezolana dispuesta a acabar de una vez por todas con más de dos milenios de régimen. “Lo único que pedimos es que Yavé deje la poltrona de una vez por todas y que se abra un proceso democrático”.
El diario británico The Guardian asegura que Yavé da el puesto por perdido y que está ganando tiempo para preparar una salida consensuada de allí donde esté. El exilio del Divino se da ya por hecho en el Vaticano cuyo portavoz, Federico Lombardi, ha dado a entender que el Papa no vería con malos ojos seguir ejerciendo de nexo entre su futuro sucesor y los fieles. “Si hay que rezar a Bono se le reza”, dejó caer.
Fuentes próximas a Yavé consultadas por el semanario alemán Der Spiegel aseguran que el Creador llegó a considerar la posibilidad de dar un golpe de autoridad en forma de terremoto, huracán o erupción volcánica sin precedentes. “Lo malo es que sin la tecnología adecuada estas cosas siempre son difíciles de predecir ”, se lamentó.